Pío, camarero en un restaurante de cierto lujo, no gana el pobre para disgustos. Esta vez le ha tocado lidiar con Lisarda y con Anselmo Berraco, entre otros. Y, claro, ocurre lo que ocurre.

Consulta de un dermatólogo, donde acuden unas pacientes con unos picores muy extraños. Y es que, claro..., siendo de un pueblo llamado Malpica, no podía ser de otra manera.

Otro encuentro de Lisarda con otro personaje muy peculiar: Paco Jones, detective privado. A Paco le han encargado la tarea de encontrar a Paco "Violaviejas", un delincuente que opera por el parque que frecuenta Lisarda. Su investigación hace que ambos coincidan en el parque y protagonicen un curioso encuentro que acaba de forma sorprendente.

Ante el temor de que se termine su dinastía, ya que su hijo primogénito es homosexual, el rey Venerando III promulga un edicto para intentar "colocar" a sus dos infantas que ya van entrando en años y no hay manera de casarlas. Entre los candidatos se presentan algunos personajes muy curiosos como los antepasados de los conocidos Peporro el del porro y Salvaor el gitano.

Un encuentro en un parque entre dos personajes ya muy típicos de José Cedena: la vieja Lisarda y el paleto Niceto. Dos viejos conocidos de alguna aventura anterior. Sus recuerdos del pueblo, sus añoranzas compartidas hacen que ambos terminen rememorando una de las costumbre populares con más arraigo: la de los quintos.

Una peluquería de señoras donde no se puede ir con prisa pero donde la risa no falta.

Que el Niceto vaya a comer con la Leoncia a un restaurante de lujo..., no puede acabar muy bien. Máxime si allí coincide con Federica Garcia Lorca y con Dolores la beata.

Encuentro en un parque entre gente muy.... "normal". Y, claro, hablan, cuentan, suceden....cosas muy...... "normales".

Un día cualquiera, en un consultorio cualquiera, en un municipio cualquiera...En este caso en el pueblo toledano de Malpica de Tajo. Siempre por supuesto en clave de humor. Todas las anécdotas que acontecen en este sainete son ficticias, pero no así la forma de hablar, las expresiones, ese argot tan peculiar que todavía prevalece (al menos entre muchas personas mayores) y algunos chascarrillos y actitudes de sus personajes. Todo ello muy propio de este municipio toledano y, gran parte también, de tantos otros municipios castellano-manchegos.

Si ya de por sí es una desgracia entrar en prisión y más por una tontería, como le pasa al pobre Casimiro, que te toque en la celda número trece, para una persona tan superticiosa como él, no puede traer buenas consecuencias.