En mis últimos viajes por Almagro, Villanueva de los Infantes, San Carlos del Valle..., como en tantos otros anteriores, he seguido sorprendiéndome del enorme patrimonio que tenía y tiene la Iglesia. Qué cantidad de iglesias espectaculares, conventos, santuarios, monasterios, etc. Todos edificios grandiosos. No cabe duda que un gran legado cultural y arquitectónico. Pero, es curioso que, vayas donde vayas, los mejores edificios, los más pomposos, las mayores joyas arquitectónicas... son iglesias o edificios de la Iglesia. Y yo no tengo por menos que preguntarme; "¿Qué tiene que ver esto con el cristianismo? ¿Qué tiene que ver esto con Jesucristo y lo que predicaba?" Él, que era todo humildad, pobreza..... No entiendo el paralelismo con toda esta pomposidad, con toda esta ostentación de la Iglesia. Y surge inevitablemente una reflexión : "Seguramente que todo ese patrimonio tan desproporcionado sería suficiente para acabar con el hambre en el mundo".
Uno, que se debate entre un coherente agnosticismo y una irreflexiva fe en alguien o algo superior adquirida casi genéticamente, pero que se declara ferviente admirador de ese personaje histórico que fue Jesucristo y de lo que predicaba -porque entiende que el cristianismo sería, quizá, el sistema social perfecto- no tiene por menos que echarse las manos a la cabeza al ver en lo que ha degenerado su mensaje.
No hace falta remontarse a episodios tan lamentables y aberrantes como las Cruzadas o la Inquisición, sino simplemente viendo las actitudes que muestra la Iglesia, actualmente, ante ciertas circunstancias de la vida; viendo su intransigencia, su incomprensión y su hipocresía con ciertos sectores sociales, su falta de involucración en evitar genocidios –algunos de ellos cometidos por gobiernos que se declaran cristianos-; viendo su escaso compromiso e intervención en el hambre y la pobreza en el mundo; viendo como sus jerarquías viven en el lujo y la opulencia; viendo como toda su actividad se limita prácticamente a una serie de ritos arcaicos que uno no encuentra sentido por ningún lado...., tengo que deducir forzosa y lamentablemente que la Iglesia se parece al cristianismo lo que una zapatilla a un huevo frito.
