Me identifico totalmente con este pensamiento de Federico García Lorca que expone hoy en el Facebook Julio Anguita con respecto a los nacionalismos.
No entiendo a esta gente. Lo siento pero no puedo, por mucho que lo intente, entender la postura de los nacionalistas, de los independentistas. Creo que la tendencia debe ir encaminada a romper fronteras no a crear más todavía de las que hay. Y lo digo yo que no podría vivir en otro sitio que no fuera mi pueblo, una pequeña localidad de apenas dos mil habitantes. Ojalá algún día haya un solo país que se llame MUNDO -independientemente de que todos podamos tener un gran apego por la pequeña parcela donde hemos nacido y nos hemos criado-; un gran país donde todos los seres humanos puedan vivir en paz, con los mismos derechos y las mismas obligaciones; un gran país donde todos podamos vivir dignamente, no unos viviendo en la miseria y otros nadando en la opulencia, unos muriendo de hambre y otros gastando auténticas fortunas en armamento para matar a otros seres humanos como ellos. No puedo evitar sentirme menospreciado como español…, como europeo…, como ciudadano del mundo, por esos catalanes y esos vascos que ansían “marcar territorio”, que se sienten especiales y quieren aislarse del resto de ciudadanos que les rodeamos como si los demás fuésemos una clase inferior de la que hay que intentar distanciarse. No sé si estaré siendo injusto con esta apreciación pero es lo que yo percibo desde mi “butaca”.
Ojalá algún día haya un solo idioma con el que todos los seres humanos nos podamos entender, sin necesidad de traductores. No me vale eso de que la diversidad de lenguas es cultura; entiendo que es “incultura” que en pleno siglo XXI, los seres humanos no se puedan entender entre ellos por vivir en una parte del mundo o en otra. Y, sobre todo, ojalá que algún día haya una sola bandera, con la que todos los seres humanos nos sintamos identificados, una gran bandera BLANCA que de una vez por todas unifique a todos los ciudadanos del mundo con un solo gentilicio: SER HUMANO.